Cabello de dios

Cabello de dios
A mi padre
Cabellos de un dios al que envejece el tiempo,
blancos y límpidos
como sábana de primera cuna,
se despeñan entre púas de carey
sobre el huesudo armazón del cansancio;
son nieve que no logra revivir
el hombro rendido;
son ángeles sin alas
que no se apenan de la caída;
son lágrimas
que delatan la angustia
del alma de quien ya la siente lejos.
Y el dios de polvo no para de pensar
que su eternidad no tiene futuro
y que morir en el momento preciso
tuviera que formar parte de los Diez Mandamientos.

©Anabel

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