
Por si nuestra cultura pusiera poco peso sobre los hombros de una mujer nada más nacer, la carga se multiplica conforme el bebé se convierte en adulto. Las exigencias de una sociedad entregada a la belleza artificial obligan a la mujer a ser perfecta físicamente, cumpliendo unos cánones artificiales, y a satisfacer las obligaciones «propias de nuestro sexo». Lo sorprendente es la capacidad de sacrificio y entrega con que asumimos y soportamos todo este lastre.

Punta seca y monotipos. Impreso en el Taller de l’Assalt. Tamaño: 44 x 67 cm.
Políptico cerrado Parte de atrás