Mis uñas crecen y se rompen a su libre albedrío,
rascan mi espalda sin orden ni concierto
de igual modo que los segundos abandonan mis horas.
Esta constante desidia me abriga y me absorbe,
me deglute y me devuelve a la misma esquina del sofá.
Las manecillas del bucle no cesan de girar
olvidándose de mi rincón.
Poco me importa, las 42 pulgadas flotan de maravilla
sobre las oscuras predicciones,
aunque no consigan convencer a la felicidad
para que anide en mi estómago.
©Anabel
Testaruda esa felicidad, ¿cuántas pulgadas necesita para convencerse? Lapsus: absorbe es con b. Saludos, siempre
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Amando, no tengo solución… Cien veces lo he escrito.Muchas gracias.
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