La mirada

No recordaba desde hacía cuánto tiempo nadie la miraba así, con esa atención, ese descaro, ese, casi le daba vergüenza pensarlo, deseo contenido que se escapaba en cada parpadeo. Repetía la imagen una y otra vez en su mente porque le producía una sensación placentera: la piel se estiraba, se tornaba tersa y el latido del corazón oxigenaba más deprisa las células. La excitaba, sí, la excitaba tanto como la aturdía. Sólo había sido un viaje en el ascensor, un roce inesperado por culpa de las bolsas de la compra, un lo siento, no ha sido nada y el silencio ensordecedor de aquella mirada impúdica, como si fuera la primera vez que viese a una mujer. Deseaba de una manera atroz coincidir de nuevo con él. Si la volvía a mirar de esa forma, olvidaría sin esfuerzo que podría ser su madre.
© Anabel

11 comentarios sobre “La mirada

  1. Otra vez por aquí… una vez que subes un texto… empiezas a empaparte de lecturas ajenas. Comienza un nuevo aprendizaje. Quería darte las gracias por tus comentarios. Por tus visitas puntuales… Por cierto tu entrada-texto-relato, está lleno de palabras con buenas intenciones… vestidas y desnudas. Siempre elegantes. En cuanto llegue al punto y final de este comentario, cojo el ascensor de los sueños…

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