No recordaba desde hacía cuánto tiempo nadie la miraba así, con esa atención, ese descaro, ese, casi le daba vergüenza pensarlo, deseo contenido que se escapaba en cada parpadeo. Repetía la imagen una y otra vez en su mente porque le producía una sensación placentera: la piel se estiraba, se tornaba tersa y el latido del corazón oxigenaba más deprisa las células. La excitaba, sí, la excitaba tanto como la aturdía. Sólo había sido un viaje en el ascensor, un roce inesperado por culpa de las bolsas de la compra, un lo siento, no ha sido nada y el silencio ensordecedor de aquella mirada impúdica, como si fuera la primera vez que viese a una mujer. Deseaba de una manera atroz coincidir de nuevo con él. Si la volvía a mirar de esa forma, olvidaría sin esfuerzo que podría ser su madre.
© Anabel
Exquisitamente perverso: el escenario, un ascensor; el instrumento, la mirada; la seducción, la edad…hasta el proximo ascensorBeso de ascensor (así, como rozando antes de bajar)druida.
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Terriblemente sugerente, Anabel.En pocas líneas describiste una escena perfectamente real. O podría sonar a irreal.Me encantó!Aplausos!Un beso
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que hermoso Anabel, que audaz el texto y con mucha delicadeza, muy bonito , me gustó.Un abrazo se te esperaPapillon
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…coincido con Druida de noche: exquisitamente perverso, y muy bien contado.Un besico.
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Sugerente y muy bien narrado, Como siempre con sutileza y elegancia.
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Otra vez por aquí… una vez que subes un texto… empiezas a empaparte de lecturas ajenas. Comienza un nuevo aprendizaje. Quería darte las gracias por tus comentarios. Por tus visitas puntuales… Por cierto tu entrada-texto-relato, está lleno de palabras con buenas intenciones… vestidas y desnudas. Siempre elegantes. En cuanto llegue al punto y final de este comentario, cojo el ascensor de los sueños…
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Bueno, bueno… Me ha \»encantao\» ese final. Me he sonreído.Nos vemos pronto, espero.Besos muchos
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Cuentista: tiene poema su piel (humm eso suena bien)besoDruida
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Qué hermoso haces sentir… nada tiene que hacer al edad ante esa sensación. Somos humanos. Besitos.http://senderosintrincados.blogspot.com
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El deseo, no tiene reglas, solo las inexplicables reglas del deseo.Y la cabeza, tiene tantas… menos mal que también tiene inteligencia.Saludos y aplausos
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Ya decía no sé quién que sólo el deseo enciende al deseo y sólo el deseo lo sostiene… Y una vez encendido se olvidan muchas cosas.Bien contado el chispazo, cuentista;-)
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